Exponer lo que no se cuenta

 

"Me sumerjo en el drama del conflicto y trato de exponer las historias que no se cuentan", afirmaba el periodista norteamericano James Foley, en una entrevista con la BBC, después de permanecer cautivo durante varias semanas en una cárcel del régimen de Muammar Khadafy y de ver morir en el frente libio a su compañero Anton Hammerl. Tres años después, el mundo se horroriza por el video que muestra cómo fue decapitado por un miembro del Estado Islámico (EI).

De acuerdo a las cifras del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ), otros 69 periodistas han sido asesinados en Siria y son más de 80 los que, como Steven Sotloff (el otro periodista que aparece en el macabro video del EI), permanecen secuestrados en ese país. 

Cuarenta y cuatro -44- son los periodistas asesinados en lo que va del año y 176 permanecen encarcelados por el ejercicio de su oficio, varios de ellos en países latinoamericanos, de acuerdo a Reporteros sin Fronteras.  

La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) manifiesta su consternación por la salvaje ejecución de Foley. Su homicidio es, en grado extremo, el producto de la intolerancia frente a aquellos que pretenden "exponer la historias que no se cuentan".