* Marzo 8 de 2018. Día Internacional de la Mujer
A lo largo de estos años con motivo del Día Internacional de la Mujer hemos denunciado no sólo las violencias ejercidas sobre nuestros cuerpos, sino también el sinnúmero de injusticias a las que somos sometidas cuando nos consideran como “minorías” o nos advierten que aminoremos el paso ya que “las conquistas no devienen de la intempestividad”.
Nos conminan a esperar, a tener paciencia, a ser complacientes enarbolando la aparente virtud de la espera como una “estrategia” para que logremos nuestros objetivos. No podemos consentir ningún compás de espera cuando las violencias sobre las mujeres tienen como injustificable resultado nuestra muerte, nuestro despojo económico –al que muchas veces se ven también condenados nuestros hijos- nuestra degradación al punto de ser consideradas verdaderos objetos. Hemos puesto el acento en los compromisos que los Estados han asumido en la real y concreta igualdad entre hombres y mujeres.
A pesar de esos compromisos, de las marchas Ni Una Menos, de la visibilización del holocausto, las muertes crecen año a año.
En 2014 hubo 225, a razón de una mujer cada 39 horas. La cifra trepó en 2015 a 235; una muerte cada 37 horas.
Y en 2016, los casos fueron 254.
El vínculo predominante entre víctima y victimario se corresponde con la pareja o ex pareja en 164 de los casos.
En 37 de las muertes participó algún familiar; en 31, alguien conocido, y sólo en 23 no hubo vínculo previo.
Dichas informaciones surgen del Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina.
En un alto porcentaje de los casos las víctimas habían denunciado la violencia a la que eran sometidas. Solamente considerando el año 2016 del total de víctimas (254) sesenta (60) habían efectuado la denuncia.
Dicho dato debe recibir un nombre: la indiferencia e inoperancia de los operadores de justicia y de las autoridades estatales que deben proteger a esas mujeres.
"Todo indica que, sin campañas y ante la ausencia de políticas públicas eficaces, los femicidios continuarán creciendo. Son un fenómeno multicausal, que refleja además de la exacerbación de la violencia y de la intolerancia que tiene hoy la sociedad, el grado de impotencia de los hombres frente al avance de la mujer y de sus derechos", dijo la doctora Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer.
"Sin elementos de análisis para la sociedad, sin poder desnaturalizar el poder machista, sin atacar el empoderamiento del hombre sobre el cuerpo de la mujer, es muy difícil combatir los femicidios. En esta transición de cambio cultural, y de desplazamiento de roles -argumentó Bianco-, hay que articular de manera urgente servicios integrales para que acompañen a las mujeres. Si no, ¿cómo hacemos frente a esta violencia?"
Las palabras de la Dra. Bianco resumen un pedido que se viene haciendo desde las distintas vertientes del feminismo
Que los varones nos acompañen en nuestros reclamos, que se involucren en nuestras marchas, que se erijan en nuestros defensores. A los abogados y abogadas en particular: que aboguen con perspectiva de género. Que incorporen las normativas específicas relativas a la protección de las mujeres tanto del derecho doméstico como del derecho internacional, aún en aquellas materias en las que los derechos de las mujeres parecieran no tener abordaje.
Volvemos a recordar lo expresado el año pasado: “Estamos asistiendo a un nuevo Campo Algodonero. La única diferencia es que el crimen transcurre por todo el territorio nacional. Juntas sí, pero solas no”.
